jueves, 17 de marzo de 2011

FICHA DE LECTURA N° 01 4TO AÑO DE SECUNDARIA

DIVERSIDAD CULTURAL EN AMERICA LATINA

También la diversidad cultural (exclusivamente humana) debe considerarse como parte de la biodiversidad. Al igual que la diversidad genética o de especies, algunos atributos de las culturas (por ejemplo, el nomadismo o la rotación de los cultivos) representan "soluciones" a los problemas de la supervivencia en determinados ambientes. Además, al igual que otros aspectos de la biodiversidad, la diversidad cultural ayuda a las personas a adaptarse a la variación del entorno. La diversidad cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en todo número concebible de otros atributos de la sociedad humana.
El Perú posee una alta diversidad de culturas y el país cuenta con 14 familias lingüísticas y al menos 44 etnias distintas, de las que 42 se encuentran en la Amazonía. Estos grupos aborígenes poseen conocimientos importantes respecto a usos y propiedades de especies; diversidad de recursos genéticos (4 400 plantas de usos conocidos y miles de variedades), y las técnicas de manejo. Por ejemplo, en una hectárea de cultivo tradicional de papas en el Altiplano del Titicaca es posible encontrar hasta tres especies de papa y diez variedades. Esto es más que todas las especies y variedades que se cultivan en América del Norte
De acuerdo con el pensamiento popular deberían existir tantas culturas como lenguas, de donde la diversidad cultural debería ser coextensiva con la diversidad lingüística. De hecho esto no es así.
En primer lugar, porque los agrupamientos lingüísticos no son claramente delimitables. Pero independientemente de eso, diferentes lenguas pueden ser portadoras de tradiciones culturales similares. Así por ejemplo, la región mesoamericana (sur de México, Guatemala, El Salvador y las zonas occidentales de Honduras y Nicaragua) constituye un área de gran unidad cultural, a pesar de su muy considerable diversidad lingüística (alrededor de cien lenguas distintas pertenecientes a las numerosas lenguas mayas, el variado tronco otomangue con sus diversas familias y más numerosas lenguas, además de las familias zoque y totonaca, y de algunas lenguas aisladas). Es decir, el área mesoamericana es un área esencialmente con la misma cultura. Las particularidades regionales no son sino variaciones de una misma matriz cultural, con los mismos elementos culturales pero en diversas combinaciones.
En América Latina, en contraste con los cientos de idiomas aborígenes, sólo se individualizan unas pocas áreas culturales realmente distintas: áridoamérica, mesoámerica, la zona andina, la región intermedia entre las dos anteriores, la cuenca del Amazonas, la región del Chaco, las grandes llanuras o Pampas, y los recolectores y pescadores de las zonas costeras del sur de Chile y Argentina. Prácticamente han desaparecido ya las culturas de las dos últimas regiones, aunque se mantienen los pueblos araucanos (hablantes de algunas variedades de mapudungu) en el sur de Chile y Argentina.
No puede dejar de mencionarse la gran zona del Caribe, que abarca desde la Florida y Nueva Orleans, en los EE. UU., hasta las costas del norte del Brasil, pasando por el Golfo de México, la Península de Yucatán, la costa oriental de Centroamérica, el norte de Colombia y Venezuela y todas las Guayanas. Sin embargo, la zona caribeña en sentido estricto no queda dentro del área iberoamericana, además de que no constituye un área cultural precolombina [las culturas y lenguas aborígenes de la región han desaparecido casi totalmente, con excepción de los pueblos Garífunas en Guatemala y Honduras (de raza negra pero de habla y cultura caribes), y los pueblos Miskitos y Sumus de Honduras y Nicaragua (muy mezclados con raza negra, pero lingüística y culturalmente de filiación misumalpana), por lo que no me ocupo de ella en estas páginas.
Para aprehender la diversidad cultural se debe seguir criterios distintos a los de la diversidad lingüística, esto es, es necesario plantear claramente qué se entiende por «cultura». Es mucho más productivo ver a la cultura como una noción con varios niveles:
Cultura material: Se refiere a todos los objetos tangibles producidos para las actividades cotidianas y ceremoniales (casas, instrumentos de trabajo, artesanía, vestidos tradicionales, etc.) Este aspecto de la cultura está condicionado en gran medida por el entorno geográfico y ambiental, ya que la cultura material manifiesta la adaptación al entorno natural.
Cultura como saber tradicional: Está muy relacionado con el anterior, ya que también representa la adaptación al medio ambiente regional, pero, a diferencia de la cultura material, la cultura como saber enfatiza los conocimientos tradicionales que permiten el aprovechamiento de los recursos naturales disponibles (herbolaria, tecnologías tradicionales, manejo de tipos de tierra, uso simultáneo de pisos ecológicos, etc.).
Cultura como visión del mundo: Este aspecto atiende a los principios básicos (podría decirse que filosóficos) que dan sentido a las creencias, saberes y valores de una comunidad. Por ejemplo, los valores éticos individuales con la comunidad y la relación de ésta con los mundos natural y sobrenatural. Es el universo de los mitos que explican y ordenan el «cosmos» (en su sentido etimológico, es decir, como universo ordenado, lo opuesto a «caos» o espacio y materia amorfos).
Cultura como prácticas comunicativas: Este es quizás el aspecto más recientemente formulado de la cultura. La considera desde una perspectiva interaccional y comunicativa, es decir, como una praxis y no como un sistema. Desde este punto de vista la cultura estaría constituida por prácticas comunicativas que nos permiten entender la producción y transacción de significados en la interacción social y culturalmente situada.
Dependiendo de cómo se conceptualice la cultura, así serán las estrategias que se sigan. Esto es relevante porque en la mayoría de los programas o proyectos subyace una concepción de la cultura que enfatiza el folklore, la tradición y la costumbre, es decir, los aspectos más pintorescos de la cultura material (vestidos festivos, máscaras, artesanías) y de las tradiciones y costumbres (fiestas, danzas, música, cocina típica). Casi nunca se integran las instituciones sociales, la visión del mundo ni las prácticas comunicativas de los pueblos indígenas en la planeación o en los procesos interculturales.
Usualmente se asume que cada etnia se caracteriza por poseer una lengua y una cultura distintivas. De ahí que para efectos de planeación educativa se da por sentado muy frecuentemente que, al atender las particularidades lingüísticas de una comunidad, automáticamente se atiende a sus particularidades culturales y, por consiguiente, se refuerza su identidad étnica. Se ha mencionado que las fronteras lingüísticas y culturales no son coextensivas, por lo que no es posible predicar la existencia de entidades étnicas a partir de agrupamientos lingüísticos o culturales objetivamente discernibles.
De hecho, el interés antropológico por la etnicidad surgió de la percepción de que la identidad social (étnica) de algunos grupos no coincidía con la variación cultural observable. Es decir, las categorías lingüísticas y culturales establecidas por los analistas sociales no siempre son significativas para la autopercepción de los individuos como pertenecientes a un grupo social determinado.
Las identidades étnicas en Latinoamérica no necesariamente coinciden con la variación cultural o lingüística. Así, encontramos grupos étnicos dentro de un mismo grupo lingüístico (mayas y yaquis en el norte de México) o un solo grupo étnico con lenguas distintas (popolucas hablantes de zoque o mixe en el Golfo de México). Esta situación se acentúa si tomamos en cuenta la discrepancia entre los términos nativos para autodenominarse y los nombres que les han sido impuestos por las sociedades nacionales. Así por ejemplo, entre los zapotecos del sur de México existen varios nombres en su lengua para designar a diversos grupos hablantes de zapoteco, en tanto que en español se les designa con un solo nombre. Siguiendo con este ejemplo, vale la pena recordar que la diferenciación lingüística de lo que llamamos «zapoteco» es semejante a la del «romance», esto es, la diferencia entre los «dialectos» del zapoteco es comparable a la que existe entre las «lenguas» romances.
En suma, la conservación adecuada de las particularidades socio-culturales de las poblaciones nativas de América latina debe atender de manera específica y diferenciada las particularidades lingüísticas, las culturales y las étnicas.

Lectura  tomada de http://www.biotech.bioetica.org/clase3-11.htm con fines de estudio ch. 18.03.2011 

TAREAS

1.- Lee la lectura "diversidad cultural en América Latina" y luego elabora un organizador visual con el contenido de las misma.
2.- En un mapa geográfico de América, ubica  a los diversos grupos culturales existentes. Puedes utilizar información complementaria.
3.- Realiza una pequeña investigación en internet o biblioteca sobre instituciones u organismos que buscan la integración de América Latina y presentalo en un tríptico.
4.- Elabora un listado de tres elementos que nos vincula entre países de América Latina
5.- formula una propuesta que nos permita alcanzar un intercambio o integración a nivel latinoamericano mediante el uso de la tecnología.
6.- Elabora una  frase que exprese la integración entre latinoamericanos. Acompañalo con una imagen  relacionada con la integración.

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